FUERA DE MUROS

 

En el año 2019 la Embajada de México acogió en su espacio cultural

la exposición “Young Goods”  Dioses Jóvenes  

https://jorge-galaviz.jimdofree.com/young-gods-1-nov-2019/ .

En dicha muestra se cuestionó el texto en sala del escritor

Guillermo Fadanelli La mentira humanista” 

La controversia por el texto llevó a reflexionar  que a veces decir la verdad

duele más para quienes no ocasionan el perjuicio. 

 

Subsanar el error no implica ser culpable, pero si cómplice si eres  parte 

 de esa realidad corrupta.

 

 No ha pasado más de una semana desde que una persona muy cercana

a mí tuvo a bien preguntarme:

“¿Por qué no has escrito nada sobre los sucesos de Ayotzinapa?” 

El cuestionamiento me tomó por sorpresa y en un principio respondí con evasivas.

Después me vi a confinado a decir la verdad:

“Porque estoy escribiendo acerca de ello desde hace treinta años.” 

 

Guillermo Fadanelli

 

A partir de este cuestionamiento comenzó la propuesta de exteriorizar esté y muchos textos más. Para contar, decir, gritar y susurrar sin restricción en  la fachada de nuestro Pinche taller que ahora representa un espacio libre para cualquier pensamiento.

 

Desde entonces no han parado de hablar el muro y se han convertido en un espacio de lectura e interlocución con el barrio.

 

 

 

 

TEXTO COMPLETO

La mentira humanista

 

 

No ha pasado más de una semana desde que una persona muy cercana a mí tuvo a bien preguntarme: “¿Por qué no has escrito nada sobre los sucesos de Ayotzinapa?” El cuestionamiento me tomó por sorpresa y en un principio respondí con evasivas. Después me vi a confinado a decir la verdad: “Porque estoy escribiendo acerca de ello desde hace treinta años.” El horror que causa la desmesura criminal no es una experiencia pasajera. Ese horror echa sus raíces en el ánimo humano y no se marcha hasta que te ha doblado por completo. La memoria no es una gaveta colmada de información. Al contrario: es como un desierto donde el miedo es invisible porque se ha convertido en el polvo sobre el que se camina. Y al horror proveniente del acto asesino se suma la conciencia de la indefensión. La literatura o los razonamientos no son suficientes para disminuir la sensación de desamparo. Sólo un cínico genuino —yo no lo soy— podría sonreír ante la presencia de la maldad, sonreír satisfecho tal como lo haría un científico que ha comprobado una vez más su hipótesis: el humanismo es una mentira.

    La barbarie latente en las civilizaciones modernas se pronuncia con tanta fuerza en Ayotzinapa que pasa por encima de las palabras y torna ingenuas las utopías humanistas. A principio del siglo XVIII, Giovanni Batista Vico pensó que la invención de la civilidad era en verdad una ciencia nueva, una ciencia arraigada en la certeza de que las personas podían comprenderse entre sí sin el auxilio de la mano divina. Dado que los seres humanos coincidían en el conocimiento de las leyes de la naturaleza, entonces su mente tendría también que converger a la hora de determinar la construcción de un mundo civil. Los hombres se separaban de Dios y eran capaces de descubrir y a la vez darse a sí mismos una ética común de supervivencia. Vico se equivocó porque las personas son parecidas nada más de una forma aparente. Los derechos humanos son una invención, no una ciencia. Y para que dicha invención funcione se requiere que los seres humanos acepten esa invención como propia y la defiendan por medio de instituciones basadas en el reclamo individual. En México algo así está tan lejos de suceder que acontecimientos como la desaparición de los estudiantes en Ayotzinapa invitan a un sentimiento de terror tal que éste puede desembocar en un silencio funerario o de absoluta resignación.

   Estos crímenes no son hechos aislados, sino que son la consecuencia de un estado de cosas en el que predominan la corrupción política y la devaluación continua de las instituciones públicas. Prevalece en los medios una lucha superficial e interesada avocada al entretenimiento político. Un ejemplo de estas batallas de humo es la costumbre que tenemos de concentrar en una sola persona el mal social en vez de centrarlo en las políticas económicas y sociales que obstruyen la posibilidad de una buena convivencia. Que se marche de su puesto el gobernador o el presidente no es más que una especie de solución fantasmal, un exorcismo fatuo y también un negocio para los medios que lucran con el escándalo y buscan su propio beneficio. 

     La esperanza de una oposición desde la izquierda es confusa porque ésta ya no parece estar hoy representada por ninguna institución política (un partido) con miras a un progreso incluyente. Y el objeto de su atención —es decir: el desarrollo social y la búsqueda de una equidad económica— se ha disuelto entre múltiples confrontaciones de partido y amagos extremistas que carecen de consecuencias en la realidad. Al mismo tiempo, los partidos políticos han dejado de ser ideológicos en el sentido de que, más allá de abastecerse de teorías éticas firmes para ser llevadas a la práctica, se comportan como voceros de intereses económicos que suelen sobrepasarlos. Son como los pequeños remolcadores que sirven a los buques financieros para llegar a buen puerto. ¿Qué esperan los buenos políticos para oponerse a asumir este papel sin importar su filiación partidista? Acaso es que han perdido el poder.

     La comunicación antes que el contenido y la educación: tal parece ser la insignia de nuestra época. El furor por los negocios a costa de la calidad en la vida de la mayoría de la población es una constante solapada por los distintos gobiernos federales o estatales. No importa el color del partido, puesto que los monopolios empresariales continúan y se ríen de las instituciones que deberían regularlos. Y si encuentran oposición en la ciudadanía entonces los emporios acuden a los políticos que tienen a su servicio. Anthony Giddens ha llegado a escribir en Un mundo desbocadoque en vez de aldea globalpodríamos referirnos a un “saqueo global.” Esto luego de haber presenciado las acciones voraces y lucrativas de las empresas trasnacionales en países sin defensas legales. El Estado (en aras de la globalidadeconómica) se ha debilitado o se ha convertido en una ficción, y es por ello que no puede prevenir ni castigar crímenes de tan inmensa magnitud como el de Ayotzinapa. Creo que hemos perdido la batalla contra el horror: física y metafísicamente. Si entre la utopía y el desencanto existe —como ha sugerido Claudio Magris— una especie de contra peso, equilibrio y dependencia, no albergo dudas de qué lado se encuentra ahora inclinada la balanza.  

 

Guillermo Fadanelli  

 

Agosto 2021

Cómo reconocer a un Sujeto Migrante No Identificado

Cómo reconocer a un Sujeto Migrante No Identificado

Señor, señora, usted que lee esto se preguntará: ¿qué o quién es un sujeto migrante no identificado? No solo se trata de una buena pregunta, sino de una que es urgente responder. Fíjese que, por más extraño que parezca, un Sujeto Migrante No Identificado es fundamentalmente alguien que se ve como usted o como yo, quien ha escrito esto. Curioso, ¿no? Es decir, que no se sabe de dónde es, hasta cuándo se va a quedar en el país, si vino porque se casó con una uruguaya, un uruguayo, un uruguaye, si vino por estudio, por trabajo, huyendo de un gobierno autoritario o es, más bien, un esbirro de un gobierno autoritario que ya que robó mucho y contribuyó a hacer mierda a su país ha decidido rehacer su vida en este otro, que es más tranquilo y con gente decente (y que no lo conoce). Es esa persona que mientras se quede callada, no dará señales de nada. De hecho, usted podrá encontrarle un parecido con la hija de una vecina suya o al primo de un amigo de su hijo. ¿O es como aquel, aquella que salía en la televisión?, ¿cómo es que se llamaba?

Por supuesto, si usted, señora, señor, está atento, se dará cuenta de algunas señales que le permitirán reconocer si tiene delante a un Sujeto Migrante No Identificado. Por ejemplo, cuando usted menos lo espere, escuchará algo que no entiende, pues esta persona usará palabras extrañas como tiguerevainacoñoasere y pinche (no exclusivamente) o inventará combinaciones inesperadas de términos o hará referencia a objetos, comidas, músicas y otras costumbres que usted no estará en capacidad de reconocer.  También es cierto que usted, señor, señora, puede demostrar una actitud proactiva si desea descubrir si tiene delante a un Sujeto Migrante No Identificado. Esto es: tiéndale una emboscada, oblíguele a identificarse. Pregúntele si le gusta el invierno, háblele del mate para ver cómo reacciona y, algo que es infalible, pídale que diga: yapa, yeito, yerba, yorugua, yuta, yuyo. Todas estas palabras juntas o separadas, da igual. (Igualmente sirve que diga: “Entre Yi y Yaguarón”). De inmediato usted echará en falta una pronunciación familiar y, en cambio, escuchará un tonito diferente. Claro, si no se está alerta, en algunos casos este cantito puede confundir y hacer que usted se pregunte: ¿será que vive al norte de avenida Italia? Y es que es difícil porque esta persona, bien mirada, podría ser de Artigas, Rivera, Cerro Largo, Treinta y Tres o Rocha. Son muchas opciones que descartar. 

En cualquier caso, le doy un consejo. Señor, señora, esté atento a un detalle revelador: el color, más bien los colores de las prendas que esta persona use. Se sabe que un Sujeto Migrante No Identificado usará ropa de colores estridentes, nada como los clásicos colores blanco, celeste, gris, negro y café.  Ah, y recuerde esto, usará ropa estampada.

Espero que estos consejos les sean de utilidad y que de ahora en adelante se sienta con la suficiente confianza como para registrar a esos Sujetos Migrantes No identificados que campan a sus anchas por nuestra ciudad, qué digo, por nuestro país.

8M 2022

En este momento los muros de nuestro taller dialogan con el muro central del 

“ESTALLIDO”

Esto no es una pinche muestra 

 

 

Hay dos expresiones: una carta con su respuesta y una serie de máscaras con sus gritos

 El texto inicial de la carta es el publicado en la pared de la Embajada que dice: 

 

 

 

Queride Ye:

No sé nada de ti, no sé dónde estás, 

pues hace mucho que salimos de casa. 

Desde que lo hiciera, 

lo único que he sabido era que debía caminar rumbo al sur. 

Después de cruzar muchas fronteras, 

estoy aquí, a la intemperie, 

mirando un cielo lleno de estrellas que deberían orientarme. 

Y aunque me gustaría decirte que llegué a algún lugar, 

siento que aún no he llegado a ninguna parte. 

Recuerdo  cuando nos separamos, 

tú seguiste hacia el norte mientras yo me vine al sur. 

¿Habrás llegado a algún lugar? 

¿Habrás tenido suerte? 

Te escribo aunque sé que no me leerás. 

 

Se despide, 

Equis

 

 

Y la respuesta está en la fachada de nuestro taller, y responde: 

 

 

 

 

Queride Equis:

No sé dónde estoy, no sé desde dónde te escribo, 

pues hace mucho que salimos de casa. 

Desde que lo hiciera, lo único que he sabido 

era que debía caminar rumbo al norte.  

Pero después de cruzar muchas fronteras, 

estoy aquí, entre cuatro paredes, 

sin poder ubicar el norte ni el sur. 

Miro un techo gris en el que no hay estrellas 

que sirvan para orientarme. 

Y aunque me gustaría decirte que llegué a alguna parte, 

no estoy en ningún lugar. 

Recuerdo  cuando nos separamos, 

tú seguiste hacia el sur mientras yo me vine al norte. 

¿Habrás tenido suerte? 

¿Habrás llegado a algún lugar? 

Te escribo aunque sé que no me leerás. 

 

Se despide,

Ye

 

También hay tres máscaras, realizadas con stencils, con un texto cada una, que vocean:

Habito el silencio. Lo efímero de todo. Lo innecesario de las cosas. Que todo lo que está puedecambiar, desaparecer de un momento a otro. Y lo serio, o grave, o nuevo: que de alguna manera no hay drama, nos adaptamos, me adapto ¿Cuál sería el límite?

Despojado de vida. Guarda el llanto inminente. Hasta que brota y surca el cielo.

Encerrada se transformaba en su gata. Era su gata. Era una gata que lo único que deseaba era salir en la noche por los tejados.